LEONORA CARRINGTON: Lancashire, Inglaterra, 1917-Ciudad de México, 2011. Fue una pintora surrealista, escultora y escritora inglesa, nacionalizada mexicana.
Fotos de Leonora Carrington.
VIDA Y OBRA:
Nació en el pueblo de Chorley, en el noroeste de Inglaterra. De padre inglés y madre irlandesa. De clase acomodada, su padre era un rico fabricante de textiles. No fue mala estudiante, pero su rebeldía provocaba que la expulsaran de las diferentes escuelas a las que le llevaron. Tenía aversión innata hacia las autoridades y las instituciones de todo tipo, no sólo las religiosas.
A los 19 años escapó (1936) a Londres, (no contaba con el visto bueno paterno), para ingresar en la prestigiosa academia de arte de Amédée Ozefant, donde realizó estudios de dibujo y pintura.
Por aquel entonces, en 1937, con 20 años, conoció al pintor alemán Max Ernst, de 47 años y casado, que ya contaba con una fama dentro del arte surrealista de vanguardia. La pareja se enamoró y se trasladó a Francia, primero a París, y más tarde a la comuna de Saint-Martin-d´Ardèche, en el sureste del país.
Fotos de Leonora Carrington con Max Ernst. Y Paul Éluard.
Se relacionó con todos los surrealistas, André Breton, Paul Éluard, Miró, Picasso, Marcel Duchamp, Dalí, etc.
Leonora Carrington: » No tuve tiempo de ser la musa de nadie…Estaba demasiado ocupada rebelándome contra mi familia y aprendiendo a ser una artista».
Leonora Carrington, Max Ernst, André Breton y Marcel Duchamp. 1942.
Cuando todo parecía perfecto para la pareja, en 1939, la Segunda Guerra Mundial estalló en sus vidas. Max Ernst fue declarado enemigo del régimen de Vichy en Septiembre de 1939. Su detención y posterior encarcelamiento en el campo de Les Milles fue para Leonora un duro golpe que la desestabilizó psicológicamente.
Huyó a España por la cercana invasión de las fuerzas nazis alemanas. Derrumbada física y mentalmente, por gestión de su padre, terminó ingresada en un hospital psiquiátrico de Santander, experiencia que la marcó tremendamente tanto en el plano personal como profesional.
En su libro «Memorias de abajo», llegó a escribir «España fue como una prisión para mí».
El doctor Mariano Morales practicaba un tratamiento experimental y despiadado en Covadonga (Santander). Precursor del electroshock, administró a la pintora, atada a la cama, un fármaco llamado Cardiazol, que inducía un ataque de epilepsia. Contaba Carrington «Estaba tumbada en mis propios excrementos, orina y sudor, torturada por mosquitos cuyas picaduras me deformaron el cuerpo».
En 1941 logró escapar de este hospital, después de 6 meses, dirección a Lisboa, gracias a la ayuda de un primo lejano. Recaló en la embajada de México donde el diplomático y escritor mexicano Renato Leduc la ayudó a escapar de Europa.
Para irse del viejo continente, Renato Leduc y Leonora Carrington se casaron y juntos de trasladaron a México en 1942, con escala en Nueva York. El matrimonio sólo duró 2 años. Un par de años más tarde volvió a casarse, pero en esta ocasión de verdad, con el fotógrafo húngaro Emericko Weisz («Chiki»), el compañero de Robert Capa, con quien tendrá 2 hijos: Gaby y Pablo. Durante esta etapa, restableció sus lazos con varios de sus colegas: André Breton, Benjamín Péret, Remedios Varó (con quien mantuvo una amistad duradera), etc.
Leonora con su segundo marido, Emericko Weisz, «Chiki».
Leonora con sus hijos y su marido Chiki.
Esta trayectoria de huidas tiene su mejor reflejo en su obra. Sus pinturas y esculturas cabalgan a medio camino entre la fantasía, la elegancia y la mitología personal.
Su obra se centró en temáticas como el mito céltico, el simbolismo alquímico, el gnosticismo, la cábala y el budismo tibetano.
Leonora Carrington: » Si el arte necesita una explicación, ¿Dónde está lo visual?».
La hija del minotauro.
Maestro de cocodrilos.
Autorretrato.
Leonora Carrington: » Dar explicaciones de la pintura es un poco gratuito; se intelectualiza algo que realmente no es del mundo del intelecto».
Laberinto.
Leonora Carrington: » El mundo que pinto no sé si lo invento, yo creo que más bien es ese mundo el que me inventó a mí».
Adios Amenhotep.
Las tentaciones de San Antonio.
las tres brujas.
Las mil notas y una nota. Alquimia.
Personajes llevando naturaleza muerta.
Sueño de sirenas.
Retrato de Max Ernst.
Ruido y silencio.
El gran adios.
Personajes de teatro.
Ancestro.
Artistas mexicanos visionarios.
Días volando.
Tres mujeres con cuervos en una mesa.
Tras una vida de huidas, durante sus últimos años, vivía prácticamente recluída, como si la fama le diese alergia.
La escritora mexicana Elena Poniatowska, realizó «Leonora», un completo retrato después de años de entrevistas, y dijo que cada vez que le hacían un homenaje a Leonora, la mataban.
En el documental de Javier Martín Domínguez Leonora dijo que había tenido «una vida aburridamente normal».
En los 80 Leonora comenzó a fundir esculturas de bronce, sus temas se referían a las múltiples realidades que confrontaba la realidad de la vejez. También tuvo un genuino interés por la alquimia y los cuentos de hadas con los que creció, contados por su nana inglesa.
Maestro de cocodrilos.
Banco.
Bandolonista.
Fue ganadora del Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Bellas Artes, otorgado por el gobierno de México en 2005,
Falleció a los 94 años en la ciudad de México en 1911, trabajando hasta el final de sus días.
En cuanto a Max Ernst, se reencontraron en Nueva York (él ya estaba casado con Peggy Guggenheim) y a pesar de que él insistió desesperadamente para que volvieran juntos, ella ya no estaba enamorada de él.
Su verdadero amor, en su etapa americana, fue su segundo marido, el fotógrafo húngaro, Emerico Weisz, «Chiki», con quien estuvo casada 61 años, desde 1942 hasta 2007, año en que él falleció, con 95 años. «Chiki», que fue el hombre clave en la conservación para la historia de los negativos de las fotos de la Guerra Civil española de Robert Capa. (El famoso caso del «Maletín mexicano»).
Leonora Carrington: » Sólo porque las mujeres han estado oprimidas, y creo que muchas mujeres no desarrollan todo el potencial que tienen porque las consideran seres inferiores. Pero eso no significa que piense que las mujeres son mejores que los hombres, ni tampoco que los hombres son mejores que las mujeres. Lo que está claro es que la principal preocupación de los oprimidos es dejar de estarlo».
FUENTES DE INFORMACIÓN: